martes, 28 de marzo de 2017

Cantando a Miguel Hernández, de Camarón a Nach

  • En el 75 aniversario de su muerte recordamos voces del flamenco, la canción de autor, el rock y el rap que han reivindicado los versos del poeta
Retrato realizado por Antonio Buero Vallejo.
La dedicatoria dice: Para Miguel Hernández, en
recuerdo de nuestra amistad de la cárcel (25-I-XL)

Decía Pablo Neruda que recordar a Miguel Hernández, desaparecido en la oscuridad, era un deber de amor. El poeta de Orihuela falleció con 31 años de tuberculosis en la enfermería de la prisión de Alicante, condenado por el franquismo. Desde entonces y hasta este martes 27 de marzo, que se cumple el 75º aniversario de la fecha de su muerte, son muchos los cantantes que han prestado voz a poemas de Hernández.

El capitán Centellas (Antonio Buero Vallejo)


lunes, 27 de marzo de 2017

33 palabras en español complicadas de pronunciar incluso para los españoles

La jerga médica y científica está llena de términos casi imposibles de pronunciar: electroencefalografista, desoxirribonucleico o dimetilnitrosamina, por citar solo tres. Pero es que, sin irnos a los tecnicismos, el español, este idioma rico, bello y tan inspirador, presenta decenas de palabras de uso habitual que incluso a nosotros, los propios hispanohablantes, nos resultan tremendamente complicadas de vocalizar con soltura.

Las razones son variadas. Por un lado, como apunta Carmen Pérez Araujo, logopeda del centro ISEP Clínic Madrid, si no hay un problema físico y sabemos pronunciar todos los sonidos, “la complicación reside en las combinaciones que se producen, porque cuantas más consonantes seguidas, más difícil nos resultará la palabra. Como transgresor, Israel o monstruo”. Por otro lado, a la hora de vocalizar con destreza, la dificultad de la palabra puede presentarse por el hecho de usarse con muy poca frecuencia. “La palabra transportista tiene dificultad porque algunas de sus sílabas están formadas por muchas consonantes; mientras que caleidoscopio presenta más complicación por su escaso uso que por los fonemas o sonidos que contiene”, especifica la propia Pérez Araujo.

Rebuscando entre esas voces que suponen un auténtico martirio, incluso para el más refinado castellano, hemos querido saber por qué palabras más o menos sencillas acaban siendo alteradas y mal dichas; por qué metacrilato puede ser una bomba de relojería en un discurso; esparadrapo, el desencadenante de nuestra mala imagen como oradores, y pasteurizado, en caso de que no prestemos atención a la articulación, acabe con nuestra paciencia y la de nuestro oyente.

Las trampas de la mente
Debemos tener presente los mecanismos, a veces tramposos, del cerebro. Falsas identificaciones de una palabra con otra, por ejemplo, pueden empujarnos a cometer torpezas incluso en términos muy sencillos. De muestra, el misterioso caso de viniste. ¿Por qué decimos mal algo aparentemente tan fácil? “Es un problema de analogía morfológica con la segunda persona vienes y que entra dentro de la estimación social de la forma vinistes a la que la norma actual considera vulgar y que considera que no debe utilizarse”, explica el académico Blecua. Que quede claro: la segunda persona del singular del pretérito perfecto simple del verbo venir no es vinistes ni veniste, sino viniste.

La lista de palabras mal dichas y aquellas que se convierten en puro trabalenguas es larga: ventrílocuo, idiosincrasia, institucionalización, cronómetro, antihistamínico…

El nivel cultural
Bien por un escaso nivel intelectual del hablante o por el entorno en el que nos hallamos, también se puede meter la pata, y hasta el fondo. Por ejemplo, se puede llegar a decir esparatrapo en vez de esparadrapo solo porque las últimas sílabas de la primera versión suenan a algo familiar; y, quizás, haya a quien el término correcto le resulte totalmente desconocido.

Por otra parte, habría que contar con los malos hábitos que hemos ido adquiriendo y que nunca hemos corregido. “Puede ocurrir que la primera vez que se escuchó una palabra se hizo lo que llamamos una discriminación auditiva, es decir, no procesamos la palabra exacta como era, sino que se hizo una aproximación a cómo se dice porque los fonemas a nivel auditivo son muy similares, se sustituye uno por otro y se acaba interiorizando como si la palabra estuviera bien dicha. Suelen ser fallos que se extienden no solo al individuo, sino a su entorno. Por ejemplo: palacana en vez de palangana; furboneta en vez de furgoneta; cocreta en vez de croqueta; y abuja en vez de aguja. "Esto nos puede ocurrir al escuchar una palabra por primera vez, tanto cuando somos niños como, incluso, ya de adultos”, advierte la experta logopeda.

Hay abundantes ejemplos de estos errores: idiosincracia en lugar de idiosincrasia, midicina por medicina; acituna por aceituna; pediórico por periódico; o tortículis en lugar de tortícolis. Más en El País


martes, 21 de marzo de 2017

Versos para multitudes

Día de la Poesía en Consuegra (Toledo)
La proliferación de recitales y jam sessions en distintas ciudades, la afluencia de público a estos eventos, las reediciones de poemarios escritos en los últimos años —que alcanzan ventas de más de 10.000 ejemplares—, y la legión de seguidores en las redes sociales confirman el potente tirón de la poesía. Hasta hace poco más de un año y medio este boom poético se apoyaba en una docena de sellos editoriales independientes (Ya lo dijo Casimiro Parker, Origami, Arrebato, Noviembre Poesía, entre otros). Pero los grandes grupos no han querido quedarse atrás como prueban los sellos de Planeta EspasaEsPoesía y Verso & Cuento de Aguilar.

“La revolución es de lectores. Hace 10 años si vendías 300 libros te emborrachabas con el editor. Hoy, 4.000 ejemplares no son nada”, apunta el poeta y novelista Carlos Salem, una de las voces que más ha despuntado en los últimos años, cuyo título de 2014 #Follamantes ya lleva 15 ediciones. Y Salem explica lo ocurrido citando a otra de las protagonistas del furor poético, Irene X: “Como ella dice la poesía es el nuevo rock & roll”.

Puede que la revolución propiamente rítmica no acabe de estar clara, pero de lo que no hay duda es de que arrastra a un público joven, multitudinario y apasionado, que reivindica la etiqueta poética. Y sus ídolos en muchos casos (los cantautores Diego Ojeda, Marwan, Luis Ramiro; los raperos Rayden o Nach) proceden del mundo de la música.

Fue a través de la música como Mónica Adán, editora del sello de Aguilar Verso&Cuento, llegó a los nuevos versos. “Las pequeñas editoriales han sido las precursoras y tienen un gran mérito. Ahora, cuando un gran grupo apuesta queda claro que este es un nicho que está en alza”, explica. Con un año y medio de vida y un claro enfoque en textos cortos, llevan media docena de poemarios publicados. La media de sus tiradas es de 6.000 ejemplares, y los precios rondan los 13 euros. “Por primera vez la poesía vende”, afirma Adán.

Las charlas y los recitales son junto a los canales de Internet, dos claves fundamentales para entender el boom según Belén Bermejo, editora de EspasaEsPoesía. “Lectores y poetas han cambiado, pero las redes han ayudado a los autores de siempre y los de ahora”, apunta. “Aunque estamos empezando a distribuir algunos títulos en México y Argentina, este es un fenómeno español, las cifras dejan alucinados a otros editores europeos”. El texto completo en El País

lunes, 13 de marzo de 2017

El andaluz como arma para desprestigiar

Los tuits lo carga el diablo y el último fuego descontrolado procedió de la cuenta del edil socialista en el Ayuntamiento de Madrid Ramón Silva. Este concejal, próximo a Pedro Sánchez, tuvo que pedir disculpas por haberse mofado del acento andaluz de la presidenta de la Junta, Susana Díaz, en un momento en que el ex secretario general intenta arañar votos de militantes en Andalucía. No es la primera vez. El desprecio al habla andaluza ha jugado malas pasadas a dirigentes de todos los partidos, que ignoran que el andaluz es una forma de hablar español y, según defienden los filólogos, culta, vanguardista y de gran influencia en América.

“Queremos un PEZOE ganadó”, escribió Silva como burla a una de las consignas que defiende Susana Díaz como dirigente socialista. Y a las palabras intencionadamente mal escritas le siguió un aluvión de reproches de su propio partido por usar el acento para intentar desprestigiarla. La presidenta de la Junta le replicó sin nombrarlo horas después en un acto público: “Los andaluces estamos orgullosos de nuestro acento. Un acento de igualdad y de tolerancia”.

Los filólogos no se sorprenden de la recurrencia del desprecio al andaluz, pese a la paciente labor de explicar una y otra vez a quienes lo ignoran que ningún idioma tiene una evolución uniforme y que ninguna variedad es mejor o peor. “Si algo distingue al andaluz de otras hablas es que es muy vanguardista y tiene una gran influencia en América”, destaca Pedro Carbonero, investigador, doctor en Filosofía y Letras y catedrático de Lengua Española de la Universidad de Sevilla. “Pero no hay una variedad mejor sino una dominante”, añade.


Carbonero cree que cuando surge una evaluación social negativa del habla, se produce por “mitos extralingüísticos”, por prejuicios de otros ámbitos, como el centralismo, y generalmente motivados por una falsa creencia de superioridad. Continúa en El País

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martes, 7 de marzo de 2017

Los móviles disparan las consultas al ‘Diccionario’ de la RAE el 58% en 2016

  • La media de peticiones al mes el año pasado fue de 67 millones, favorecida por una aplicación para usuarios de la institución tricentenaria

2016 será recordado en la historia de la tricentenaria Real Academia Española (RAE) como el año en que se dispararon las consultas a su Diccionario en la versión digital, con un crecimiento brutal —una visita a su web permite saber que ese adjetivo también significa "muy grande"— del 58% respecto a 2015, hasta situarse en 800 millones. En 2014 y 2015, las consultas al Diccionario de la RAE "permanecieron en cifras similares", en torno a los 500 millones, ha declarado por teléfono a EL PAÍS el director de la Academia desde diciembre de 2014, Darío Villanueva. "El gran salto se ha producido el año pasado", subraya.

La causa de ese enorme aumento "está fundamentalmente en los dispositivos móviles, teléfonos y tabletas, que han superado por primera vez a las visitas en ordenadores". El año pasado, esos dispositivos se llevaron el 58% de las consultas, por el 42% los pecés. En 2015, la fuerzas estaban igualadas: 51% para los ordenadores y 49% dispositivos; y en 2014 los PC dominaban: 56% frente al 44%. En este cambio de tendencia "también ha sido importante" la aplicación que la RAE lanzó el 21 de enero de 2016 que permite "llevar y consultar el Diccionario en el teléfono o tableta en cualquier momento".

La media de consultas al mes en 2016 fue de 67 millones, aunque en octubre llegaron a 78,8 millones, "sin que haya una razón especial para ello". Lo que sí apunta Villanueva es que hay meses en que desciende el número de internautas que teclea "rae" debido a "los ritmos de los sistemas educativos". "En diciembre baja debido a las vacaciones escolares".

Consultas por países
Uno de los datos más interesantes del informe de la RAE es la clasificación de consultas por países. España la lideró en 2016, como suele suceder, con 306,8 millones, el 38,98% del total, seguido de México, "siempre es el segundo" (117 millones, 14,88%); a continuación, Argentina (56 millones), Colombia (55), Perú (39), Chile (34) y Estados Unidos (31,9), en un séptimo puesto que destaca el director de la RAE "por todo lo que está pasando desde la llegada a la presidencia de ese país de Donald Trump". "En Estados Unidos hay una comunidad hispana de 57 millones, es un número muy importante".

Palabras más buscadas
Otra información que suele despertar mucho interés es el de las palabras más requeridas por los internautas. La RAE, en su nota, cita las que han sido más habituales en 2016: resiliencia, bizarro, procrastinar, paradigma, asertivo, vehemente, raer, feminismo, conciencia, holístico, inefable, prever... "Son palabras cultas, no muy comunes, que probablemente los lectores ven en algún texto y les incita a la curiosidad", argumenta Villanueva. En ese ranking (en cursiva para la RAE) también se cuelan "otras palabras relacionadas con dudas ortográficas": basto/vasto, rayar/rallar, acervo/acerbo, y de acentuación: en América se dice video pero en España vídeo.

miércoles, 1 de marzo de 2017

Libros que vienen a cuento

  • A propósito del Premio Nacional de Narrativa otorgado extrañamente a un libro de relatos, La habitación de Nona, recordamos otros dos publicados también en 2016 que merecen el premio de una lectura 


Juan Jorganes Díez
Los premios nacionales de literatura de 2016 llaman la atención por dos razones. La primera, que lo hayan ganado mujeres en las tres categorías de mayor trascendencia pública: Lola Blasco (Literatura Dramática), Cristina Fernández Cubas (Narrativa) y Ángeles Mora (Poesía). Nunca había sucedido desde que se crearon los premios en 1977. La segunda, que la narrativa esté presente con un libro de relatos.

El de Narrativa solo lo habían conseguido dos mujeres en las convocatorias anteriores: Carmen Martín Gaite (1978) y Carme Riera (1998). En la literatura, como en otras actividades artísticas o no, la anormalidad de la presencia femenina nos muestra que más de la mitad de la población permanece en el cuarto de atrás. ¿Habría que referirse a los premios exclusivamente por la calidad de las obras elegidas? Solo sobrarían otros comentarios si hubiera una correspondencia habitual entre el porcentaje de mujeres en la población, su formación y capacidad, y el reconocimiento de sus méritos al ocupar los puestos relevantes en las empresas, la Administración, o los premios literarios. Cuando esto suceda nada importará si el premio fue para una mujer o un hombre.

Se repite tantas veces que el relato es un subgénero poco apreciado y que los libros de relatos no venden porque no tienen el interés del público que cualquiera acabará por creerse que son verdades incuestionables. Las editoriales y la crítica manejarán datos que avalen ese lugar común y casi nunca cuestionado. Hablaríamos de cantidades en las ventas o de prejuicios académicos, porque es difícil mantener cierto desdén por el cuento si pensamos en nombres como Borges, Cortázar o García Márquez, que salen sin pensar. Bernardo Atxaga, García Pavón o Quim Monzó, puestos a elegir un trío peninsular, tampoco exigen rebuscar en los rincones de la memoria. Surgen seis nombres, así, cuyas obras ofrecen cuanto se le puede exigir a cualquier gran narración.

A propósito de este premio otorgado extrañamente a un libro de relatos, La habitación de Nona, recordamos otros dos publicados también en 2016 que merecen el premio de una lectura (aunque nunca se sepa si el lector premia el libro cuando lo abre o el libro premia al lector cuando cae en sus manos): La vuelta al día, de Hipólito G. Navarro y  Mágico, sombrío, impenetrable, de Joyce Carol Oates.

Una extraña emoción

En el libro de relatos de Cristina Fernández Cubas (Barcelona, 1945), La habitación de Nona (Tusquets), el jurado apreció que “mezcla con maestría lo cotidiano y lo fantástico”. Y podría haber añadido que utiliza con sabio comedimiento el adjetivo para describir lo fantástico de lo cotidiano y que el tránsito de lo ordinario a lo extraordinario resulta imperceptible.

La narradora protagonista del último relato del libro, ´Días entre los Wasi-Wano´, recuerda los días de un verano “viviendo una extraña emoción que no acertaba a explicarme”.  La mezcla de alegría y tristeza, de la risa y el llanto, de la euforia y el abatimiento, y “un sentimiento hondo e intenso” sirven para describir un amor adolescente imposible y la fascinación de un niño (Pedrito) por la historia de otro narrador, su tío Tristán, en la que confunde realidad y fantasía con la naturalidad con la que los seres humanos las mezclamos desde la infancia hasta el final de los días. La furiosa decepción del personaje infantil cuando llega a la conclusión de que todo lo que les contaba su tío era mentira la compartimos universalmente, pero, como ese personaje, salvaremos al menos una hoja del cuaderno de la inocencia. Pedrito guardará un dibujo de su tía Valeria, mitad mujer, mitad jaguar, lanzándose al río.

Los seis relatos del libro desarrollan seis tramas diferentes. En todos ellos los protagonistas viven una extraña emoción que no aciertan a explicarse, un sentimiento hondo e intenso. De ahí extrae Fernández Cubas la narración con la naturalidad del sustantivo preciso y la ausencia del adjetivo solemne y vacuo que arruina cualquier fantasía.

La vuelta del ´arquitexto´

Doce años después Hipólito G. Navarro (Huelva, 1961) publica La vuelta al día (Páginas de Espuma). Si el comentario de la obra de Fernández Cubas giraba alrededor de lo cotidiano y lo fantástico, en los libros de Hipólito G. Navarro tendríamos que añadir el texto, pues no hay mayor fantasía en su obra que el texto. Desde el título y el subtítulo (“Más que escribir cuentos lo que me gusta en verdad es imaginar títulos y subtítulos”) hasta el punto final del final, las palabras, de una en una o en pequeñas pandillas de oraciones simples o compuestas, bromean y atrapan al lector. Pero, atención, sus relatos no son fuegos de artificios verbales que se consumen en la brevedad de un fulgor. Cada relato se construye con la solidez que aportan los materiales elegidos, su desarrollo y sus arrebatadoras calidad y calidez. Detrás, claro, tiene que haber un arquitexto.

Conviene distinguir entre los relatos que buscan atraer con una trama insólita o un final sorprendente, o con ambos, y los que se demoran en una historia de “eventos consuetudinarios” que el autor o la autora, como si atendieran la petición del profesor Juan de Mairena, van poniendo en lenguaje poético. Hipólito G. Navarro participa en el segundo grupo, obvio resulta escribirlo. Sus hallazgos hay que buscarlos en el punto de vista novedoso, nunca extravagante, y en el humor, que, aunque siempre nos distancia de los hechos, el escritor consigue que nos seduzca y nos implique en ellos y con sus protagonistas.

Los veintiún relatos de La vuelta al día se agrupan en cinco bloques. En cada uno un mismo hilo hilvana las tramas. Al autor le preocupa que el libro no se presente como un amontonamiento de relatos, una acumulación variopinta, valiosos por sí mismos pero extraños entre sí. Quizá a muchos de sus fieles no nos hubiera importado aliviar al autor del trabajo en la estructura de este libro con tal de que cayeran en nuestras manos esta veintena y tantos más, aunque se nos presentaran, descarados, como relatos sueltos y otros relatos. Las adiciones texticulares llevan a esto.

Mágico, sombrío, impenetrable

El nombre de Joyce Carol Oates (Nueva York, 1938) aparece en cualquiera de las candidaturas que se elaboran desde hace años en las vísperas de la concesión del premio Nobel de Literatura. Quedará irresoluble la duda de si el premio prestigiaría a la autora o la autora al premio.  En 2016 Alfaguara publicó Mágico, sombrío, impenetrable, una colección de cuentos que no defraudará a quienes les sobrecogió la novela La hija del sepulturero (Alfaguara, 2008).

Su estilo cortante (frases simples, escasos o nulos adornos adjetivales o retóricos) golpea con la ironía por un costado (“Una muerte accidental es siempre una sorpresa. Al menos para el difunto”) y con descripciones o acciones banales por el otro costado para contarnos, por ejemplo, la muy común visita a un hospital de un adolescente que acompaña a su abuela para unos análisis (ese el argumento de ´Sexo con una camella´, primer relato de Mágico, sombrío, impenetrable) y como el deambular del nieto durante la espera por los pasillos del hospital se convierte en un viaje iniciático.

En el relato que da título al libro la entrevista de una estudiante a un célebre poeta comienza con la aparente intrascendencia de un trabajo estudiantil para una revista universitaria. Con dos únicos personajes, el poeta Robert Frost y la estudiante Evangeline Fife, línea a línea todo se vuelve inquietante y en el desigual enfrentamiento entre el engreído poeta y la nerviosa estudiante los papeles del fuerte y la débil se cambian.

En la entrevista al poeta, las reflexiones autocomplacientes de Frost sobre su poesía Fife las contrapuntea con interpretaciones de la obra que lo desnudan personalmente. Literatura dentro de la literatura, una irónica y poco amable visión de las máscaras del escritor y de la interpretación de la obra literaria. Afirma con soberbia Frost que son los poetas amanerados o los farsantes o fracasados quienes se suicidan, “no los poetas con la cabeza en su sitio. Un hombre con una mujer y una familia  que lo atan a la tierra no va por ahí pindongueando y acaba matándose”. Replica Fife: “Pero sus poemas están llenos de imágenes de oscuridad y destrucción […]. De bosques que son mágicos, sombríos, impenetrables”. Y lo interpreta: “El poema es, sin duda alguna, sobre el deseo de morir, así como sobre la resistencia a ese deseo y el pesar por resistirse”. Responde Frost: “Descubrir en los poemas horribles mensajitos que no existen es como mirar en un espejo y ver una mujer con cabeza de serpiente que está allí y que tiene el rostro secreto de usted misma”.

La hermenéutica se convierte en un peligro en manos de una estudiante concienzuda. Sí, pero la cabeza de serpiente en verdad estaba allí y tenía el rostro de Frost.