domingo, 30 de agosto de 2015

Gil de Biedma, el inédito de su vida

En otoño saldrán sus últimos escritos, que lo ratifican como uno de los grandes poetas



Jaime Gil de Biedma en Nava de la Asunción (Segovia),
en agosto de 1974.
La voz de Gil de Biedma, gran poeta de la Generación del 50, retornará en Diarios (Lumen), con edición del crítico Andreu Jaume. “Es una biografía literaria y moral desde su juventud y el despertar de su vocación hasta el enfrentamiento con la muerte”, avanza el editor y crítico, antes de que llegue la ventisca del morbo sobre sus andanzas sexuales.

Es un volumen que reúne sus voces conocidas y por descubrir: Retrato del artista en 1956 (título definitivo y sin censurar del publicado en 1974 como Diario del artista seriamente enfermo), una serie de apuntes de los años 60, el mítico diario de 1978 y otro de 1985, cuando le diagnosticaron sida. Todo acompañado de un aparato de notas y un estudio introductorio de Jaume.

Retazos de vida donde se ve a un poeta que “siempre se enfrentó a sí mismo con enorme severidad”, según el editor. Escritos de alta calidad, pues era consciente de estos diarios como parte de su obra, “con un gran interés porque aportan algo a su poesía y su vida”, cuenta Juan Marsé, quien fuera uno de sus mejores amigos.

No solo buscó insertar la poesía española “en el gran romanticismo europeo, superando el techo del simbolismo”, explica Jaume, “sino que ha sido el poeta español más consciente de su oficio. Su dominio técnico, su trabajo crítico y su conocimiento de las posibilidades expresivas de la lengua, desde la Edad Media, pasando por el Renacimiento y el Siglo de Oro, hasta su ruptura con el 27”.

Todo Gil de Biedma es voz. Voz que conversa con los lectores, en lírica o meditación; que le habla a cada uno como si fuera solo a él porque le cuenta sus intimidades y preocupaciones, deseos y sueños. Lo que hace es prolongar las voces que lo acompañaron en su infancia en San Rafael y Nava de la Asunción (Segovia) donde pasó la Guerra Civil y muchas temporadas, con familiares que hablaban, incluso, como reconoció, “de una manera deliberada para producir un efecto estético”.

Escribió de la felicidad furtiva; del paso del tiempo, que es el Tiempo y sus criaturas en la oscuridad. De la orfandad amorosa. Estos inéditos mostrarán los cambios sobre su concepción de uno de sus grandes temas, según Jaume: “La reflexión sobre la experiencia amorosa es constante, como en sus poemas. Y lo importante es que no se trata de un poeta gay, como lo es Cernuda o Cavafis. Gil de Biedma amaba seres humanos, no causas”.

Veinticinco años han esperado estos diarios para dejar el silencio, los años que lleva muerto su autor. Tan esperados, tan legendarios. “¿Por qué ahora?”. El material inédito quedó en manos de la agente literaria Carmen Balcells, a quien el poeta pidió que no los publicara hasta pasados por lo menos 20 años, y se despejaran prejuicios y sombras sobre lo allí contado. Ese tiempo se ha cumplido.




El viaje de Don Quijote

Julio Llamazares y José Manuel Navia /Foto de Bernardo Pérez
Les unen la pasión por la literatura, por la imagen y por la vida. Es decir, por el viaje con todas sus consecuencias. A Julio Llamazares los pies le han crecido andando, y a José Manuel Navia (Navia, como él firma) le ha pasado lo mismo. Ahora se han juntado, a instancias de EL PAÍS, para hacer uno de los grandes viajes de la historia de la ficción, la ruta del Quijote, el personaje más universal de la historia de la literatura.

Llamazares pone la escritura. Navia las fotos. Durante los dos últimos meses el primero y algunos años más el segundo han ido hollando los mismos pasos que siguió el héroe de Cervantes, desde las Trinitarias del Barrio de las Letras (donde se supone que está enterrado el ilustre bardo) hasta Barcelona, la ciudad a la que tango elogio dedica Cervantes en El Quijote. De Madrid a Barcelona, pues, pasando por el mundo entero del viejo hidalgo y del superlativo Sancho.

Desde hace años, Navia retrata esa ruta que ahora ha seguido al compás que Llamazares; y éste ha mirado (el agua, la tierra) con la pasión de quien retratara mariposas o desiertos.

Así que Navia pone la imagen y Llamazares pone el texto. El encargo que recibió Julio, seguir la ruta del Quijote, fue similar al que cumplió Azorín de parte del director de El imparcial, Ortega Munilla. Munilla le dio a Azorín una pistola como armamento para el viaje, y en los rudimentarios medios de entonces emprendió un viaje que fue crónica periodística y luego libro, La ruta del Quijote. El encargo que recibió ahora el autor de El río del olvido o Tras-os-Montes, dos de sus más célebres libros de viajes, fue igual, pero él lo ha prolongado. A diferencia de Azorín, él fue hasta Barcelona; y a diferencia de Azorín también, su ruta es ahora un lugar en el que hay hamburgueserías, una hostelería distinta, pero un paisanaje en cierto modo similar, y de momento no se tiene que usar pistola. 
(Extracto de la presentación de los reportajes escrita por Juan Cruz)

domingo, 16 de agosto de 2015

Cómo decir 'food truck'

Llega ahora la moda del food truck, locución que no da ninguna pista sobre su significado a quien no sepa inglés. Se forma con los elementos food y truck: comida y camión. O sea, “camión de comidas”: esas camionetas o furgonetas que abren un portón lateral y sirven alimentos, teóricamente cocinados en el propio vehículo con productos de calidad.
Periodistas y demás gentes de mal decir han adoptado el anglicismo sin rechistar.
con el anglicismo se acepta un cierto fracaso en la habilidad de quien habla o escribe para nombrar la realidad con los recursos de su propia lengua, que los tiene (otra cosa es que alguien en concreto no los encuentre).
Bueno, también pasa que esa expresión en inglés puede dar la idea de que en nuestra tradición hispana no ha existido la venta ambulante de comidas, ni churrerías y chocolaterías que van de pueblo en pueblo, ni las camionetas que suministran perritos calientes o bocadillos de feria en feria. Ni taquerías o juguerías o fruterías, ni heladerías, ni horchaterías, ni fruterías itinerantes.
Nuestro idioma ha creado o adoptado palabras compuestas con genética identificable, a menudo para nombrar hechos nuevos: apartotel, flotel, cantautor, emoticono, pedraplén, triquini... Y del mismo modo se podría inventar un término en español para dar nombre a la camioneta que sirve comida.
Pero una vez que la locución en inglés entra en escena, adquiere un prestigio superior a cualquier otra opción (por nuestro complejo de inferioridad) y nos parecerán ridículas las alternativas (por el mismo motivo).
Si no hubiera llegado antes el anglicismo, quizás habríamos llamado de entrada a ese camión “restambulante”, o “gastromóvil”; incluso “automesón”. O “gastroneta”, como ha propuesto la Fundéu. 

viernes, 14 de agosto de 2015

“Yo haría por ti no sé qué barbaridad”

 14 AGO 2015 

Un guarda recogió en la Castellana, en Madrid, una prenda íntima en marzo o abril de 1889. Se ignora color, uso y talla. Se conoce su propietaria en origen: Emilia Pardo Bazán. Y, uauu, su destinatario final:Benito Pérez Galdós. “Por fortuna esa prenda no tenía la marca que llevan otras de su mismo género: una E coronada”, se regocija ella en una carta, después de carcajearse con la anécdota que le ha relatado un amante famoso —ya ha publicadoFortunata y Jacinta y 20 títulos de los Episodios Nacionales— y, cosas de literata, elucubrar con “estar diez segundos” en la cabeza del guarda.
Emilia Pardo Bazán, fotografiada en Madrid por el estudio
E. Otero 
ARQUIVO REAL ACADEMIA GALEGA
En las letras españolas es difícil dar con una relación tan subyugante como la de Pardo Bazán y Pérez Galdós, que se gozaron, se simultanearon (con otras y otros) y se respetaron como escritores y examantes (actitud bien difícil en ambos gremios). Unos modernos del XIX, que cayeron en un único convencionalismo: la clandestinidad.
Entre 1888 y 1890 compartieron horas sin ninguna circunspección. “Le hemos hecho la mamola al mundo necio, que prohíbe estas cosas; a Moisés que las prohíbe también, con igual éxito; a la realidad, que nos encadena; a la vida que huye; a los angelitos del cielo, que se creen los únicos felices, porque están en el Empíreo con cara de bobos tocando el violín… Felices, nosotros”. Todo dicho.
Benito Pérez Galdós, en su última visita a Gran Canaria, en 1894CASA MUSEO PÉREZ GALDÓS
Si quieren literatura erótica, lean las cartas que Pardo Bazán dirige a Pérez Galdós, recogidas en Miquiño mío (Turner), por Isabel Parreño y Juan Manuel Hernández. “Te como un pedazo de mejilla y una guía del bigote”. “Yo haría por ti no sé qué barbaridad”. “En cuanto yo te coja, no queda rastro del gran hombre”. “En prueba te abrazo fuerte, a ver si de una vez te deshago y te reduzco a polvo”.
Ella es ciclónica, incapaz de reprimir un goce, un pesar o una controversia. “Era muy libre, hizo siempre lo que le dio la gana. Se dice que Benito Pérez Galdós le pidió que tuvieran una relación más estable y ella no quiso dar el paso porque apreciaba su libertad. Tienen una relación amorosa muy singular porque era entre iguales”.