martes, 25 de noviembre de 2014

Juan Goytisolo gana el Premio Cervantes 2014

  • Su nombre lleva sonando varios años para el galardón
  • Su obra se compone de novela, ensayo, memorias y libro de viajes
  • El premio, dotado con 125.000 euros, será entregado por Felipe VI

El escritor catalán Juan Goytisolo (Barcelona, 1931) ha sido galardonado con el Premio Cervantes 2014, el más importante de las letras hispánicas y considerado el Nobel español. 
Ganador del Premio Nacional de la Letras en 2008, Goytisolo (como su hermano Luis) llevaba varios años sonando como favorito al premio. Su obra, multigénero, se compone de novela, ensayo, memorias y libro de viajes. Miembro de la Real Academia Española, fue elegido el 24 de marzo de 1994 para ocupar el sillón C.
Goytisolo nació en una familia marcada por la muerte de su madre en 1938 a causa de un bombardeo de la aviación del ejército sublevado contra el Gobierno republicano. Su rechazo a la España tradicional y conservadora, compartida con sus hermanos José Agustín -poeta ya fallecido- y Luis -ensayista- le llevó a autoexiliarse en 1957, fecha en la que se instala en París. Su obra será prohibida por la censura franquista
Su primera etapa va muy en línea con el realismo social de la época , con obras como Juegos de manos (1954), y Duelo en el paraíso (1955). Tanto en estas primeras obras como en la trilogía formada por El circo (1947), Fiestas (1958) y La resaca (1958) destaca su pensamiento antiburgués. Describió como nadie lo ha hecho el paisaje almeriense en Campos de Níjar (1960), tan hermoso y desolado como sus gentes.
Evoluciona a una etapa más experimental. El cambio se produce en Señas de identidad (1966) y continúa con Reinvidicación del conde don Julián (1970), y Juan sin tierra (1975).

Lo más difícil es empezar

El País, 22-11-14

lunes, 10 de noviembre de 2014

Matrimonios de hombres, patrimonios de mujeres

Algunos vocablos acaban contradiciendo su propio origen cuando la gente así lo decide


 9 NOV 2014

Algunos vocablos acaban contradiciendo su propio origen cuando lo establece el uso que adopta la gente: ya sabemos que sobre el lenguaje deciden los hablantes, y no los gramáticos ni los periodistas (ni mucho menos los políticos); y conocemos de sobra que muchas palabras permanecen inalteradas en su aspecto mientras se va transformando el fondo que designan. Así, hablamos todavía de “colgar” el teléfono cuando eso consiste ya en pulsar un botón o en acariciar una pantalla (y no en dejar el auricular sujeto de un enganche pegado a la pared, como antiguamente); y decimos que tiramos de la cadena aunque la maniobra se verifique activando una palanca. También encendemos el televisor, sin que ello signifique prenderle fuego.

Del mismo modo se transformó el significado de la expresión “patria potestad”, que antaño correspondía en exclusiva al padre (pater). Pero ahora nadie cuestiona que una mujer disponga de la “patria potestad” sobre sus hijos (y no “matria potestad”), ya se halle casada, soltera, divorciada o viuda; ni de que administre su propio patrimonio individual, del mismo modo que santa Bárbara puede ser la patrona de los mineros, y una ministra puede apadrinar un barco.

Hablamos todavía de “colgar” el teléfono cuando eso consiste ya en pulsar un botón o en acariciar una pantalla; y tiramos de la cadena aunque ya la maniobra se verifique activando una palanca.

Así pues, el empeño en no llamar “matrimonio” a las uniones homosexuales puede enraizarse en planteamientos ideológicos, pero no tanto lingüísticos. Si “patrimonio” ha sufrido una evolución indudable en su uso, no hallamos razón para renegar del mismo proceso con “matrimonio”. De hecho, ya ha ocurrido así, y la Academia ha recogido en esa entrada la unión legal entre dos personas del mismo sexo.

Una prueba más de que la realidad y las equiparaciones sentidas por los hablantes alteran el significado de las palabras la aporta la nueva edición del Diccionario académico en el término “matrona”.
En este vocablo vemos de nuevo con claridad los cromosomas de mater y por tanto del concepto mujer. La matrona también es madre en cierta medida (incluso equivale a “comadre”: es decir, co-madre) porque participa en el proceso final para que llegue una criatura al mundo. El Diccionario en vigor hasta hace unas semanas definía de este modo la palabra: “Mujer especialmente autorizada para asistir a las parturientas”. Pero así como las mujeres han irrumpido en muchas profesiones tradicionalmente masculinas, los hombres son ahora azafatos, enfermeros, parteros, comadrones y matrones. Por eso la Academia ha modificado aquella definición, empezando por la palabra misma: acoge ya “matrón”, y desecha la hipotética “patrón” para esas funciones.

La nueva entrada en la edición que acaba de publicarse dice así: “Matrón, -na. Persona especialmente autorizada para asistir a las parturientas”.

Por tanto, no se circunscribirá a las mujeres un vocablo que nace en mater: del mismo modo que “matrimonio” puede abarcar también a las parejas de hombres.

Las palabras, cuando viven libres, se suelen adaptar bien a las nuevas realidades.




domingo, 9 de noviembre de 2014

El próximo DRAE advertirá de las palabras ofensivas

El secretario de la Academia, Darío Villanueva, anunció que en la próxima edición del DRAE (la 24ª) se incorporará una fórmula —aún por definir— que permita aclarar al lector que algunas acepciones son despectivas y ofenden a algún colectivo. Los usos desdeñosos que los hablantes utilizan seguirán recogidos en la obra porque su misión es retratar la utilización de la lengua (sea con buenos o malos fines), pero en el futuro se contextualizará con un signo de nuevo cuño, que advierta de ese carácter denigratorio.


El compromiso fue anunciado por Darío Villanueva, después de escuchar las quejas de la Asociación de Gitanas Feministas por la Diversidad por la inclusión de una acepción de “gitano” como sinónimo de “trapacero”, a su vez definido como aquel “que con astucias, falsedad y mentiras procura engañar a alguien en un asunto”, en la 23ª edición, que llegó a las librerías hace pocas semanas. Leer más en El País

Los diccionarios se refundan en los tiempos de Wikipedia

Ilustración de Sciammarella
Si los diccionarios quieren ser alguien en la Red tendrán que mudar la piel. “Hay un cambio completo de paradigma. Hay que repensar el diccionario como herramienta y su papel como proveedor de información. Ha llegado la hora de preguntarse cuál será la fórmula futura olvidando el formato papel”, plantea Laurent Catach, director de ediciones digitales del francés Le Robert.


La hora también ha llegado para la RAE, justo ahora que acaba de poner en la calle su 23ª edición impresa del Diccionario de la lengua española —con una tirada inicial de 100.000 ejemplares— y que, como es tradición en la casa, deberían arrancar los trabajos para la 24ª. Pero hasta aquí la era Gutenberg. “Necesitamos cierto periodo de reflexión porque la tecnología está modificando la relación de las personas con la lengua”, señaló Darío Villanueva, secretario de la Academia. Villanueva tiene algo claro: la hegemonía impresa ha muerto. “El Diccionario será concebido y elaborado sobre una base digital, del que habrá ediciones en papel. El orden de los factores será distinto”.

Hasta ahora los productos virtuales emulaban, más o menos, el formato impreso. Un tránsito que ha servido para ir tirando unos años (las versiones digitales comenzaron alrededor del 2000, aunque antes se experimentó con otros formatos electrónicos como el CD-Rom) pero los expertos consideran que se ha agotado. Michael Proffitt, director del Oxford English Dictionary, explicó que en 2010 lanzaron una nueva plataforma que ha enriquecido el contenido digital con audios —se incluyen pronunciaciones inglesa y americana—, enlaces a contenidos relacionados, etimologías, información ortográfica e histórica o animaciones virtuales. En breve se incorporarán infografías. Leer más en El País